lunes, 7 de febrero de 2011

Otra de mis artes ocultas

Hoy, ha sido un día de esos que te da por poner la lavadora... más que por gusto, porque ya no te queda prácticamente ropa limpia. Y como siempre, ha llegado el lio: ¿qué programa tenía que poner? ¿Qué cantidad de detergente y suavizante? Y sobre todo... ¿en qué agujerito se metía cada uno? Bueno, venga, ¡¡a lo loco!! El resultado no creo que cambie tanto, ¿no? Al fin y al cabo, la ropa no esta tan sucia, solo con el aclarado ya quedará mejor de lo que estaba.  Y me voy a mi habitación a hacer cualquier otra cosa, seguramente estar con el ordenador... dos o tres horas después (a veces medio día después) me daré cuenta de que había puesto una lavadora y ahí sigue la ropa, pudriéndose dentro.  Bueno, ahora si eso voy a por ella y la tiendo. (Media hora después)... ostras, mi ropa, voy a tenderla. Pero no he caído en la cuenta de que los dos tendederos están ocupados, ¡los dos!  Y ahora ¿qué hago? Bueno, lo dejo aquí a ver si en un rato quitan la ropa, que fijo que ya está seca.  (Al día siguiente): bueno, pues la ropa de esta gente sigue ocupando mi sitio, así que habrá que improvisar algo... y entonces fue cuando mi habitación se convirtió en una especie de mercadillo ambulante, con camisetas colgando de la puerta, del perchero... los cajones abiertos en escala para tender la ropa interior sin que la de arriba moje la de abajo, vamos, toda una estrategia me tuve que montar, y aun así... ¿dónde puedo poner los calcetines? No sé qué hacer con ellos... Bueno, los tenderé alrededor del propio balde, que no creo que lleguen a tocar el agua que hay dentro (¿para qué iba a quitar primero el agua? ¡Bobadas!) Y así quedó la cosa. Por cierto, no hace falta que os fijéis mucho, ya sé que hay calcetines desparejados, no pasa nada, yo soy así, un poco desastre.



Quince minutos después  salí de la habitación y no me lo podía creer, ¡¡el tendedero estaba vacío!!¡¡ Con lo que me ha costado encontrar una forma de ponerlo todo ahora me va a tocar cambiarlo!! Aunque en el fondo me viene bien, porque se me estaban formando unos charcos un poco incómodos en la habitación. Así que nada, a cambiarlo todo, ¡¡que odiosidad, qué pereza y qué todo!!  Y nada, ahí se quedó la cosa, un día más mis dotes de ama de casa brillan por su ausencia :D.
Besitos de este pez desastroso...
MiKo

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