jueves, 19 de abril de 2012

Miedo y Deseo

Manos que no se tocan. Labios que no se besan. Cuerpos que posiblemente nunca se juntarán. Ella le desea. Él se muere por cada curva de su cuerpo. Pero ella es caprichosa y quizá él demasiado comedido. Ella tiene miedo. Pero no soporta escuchar un NO en boca de aquel chico, de nadie en realidad. Siempre quiere aquello que sabe que no puede conseguir, que ve imposible, inalcanzable. En el momento que lo detecta, empieza su mayor interés. Hace lo que sea por conseguirlo, se muere si no lo tiene. Y por suerte, no sabría si decir que buena o mala, suele conseguir todos sus caprichos, aquellos imposibles del pasado. Y en el momento en que su antojo es satisfecho, aquello deja de tener importancia y valor para ella. Pero siempre cree que la próxima vez será diferente, que será la definitiva. En realidad nunca lo es, pero ella se olvida con facilidad. Y así, va aproximándose a su objetivo, dando pasos hacia adelante y retrocediendo en algunos momentos. Porque si él deja de mostrar interés por ella, sentirá que muere, que necesita ser la golosina que él quiera conseguir, que se vuelva loco por ella, que la desee y, sobre todo, que no tenga ojos para nadie más. Pero cuando él comienza a mostrar un creciente interés, ella se asusta. Piensa si realmente es lo que quiere, si las cosas serán como ella piensa… y tiene miedo. Miedo de no ser feliz, miedo de que la haga sufrir. Y comienza a retroceder en su camino hacia su capricho. Esto hace que él empiece a interesarse más por ella. Es un bucle sin final, que siempre suele tener el mismo final: el olvido.
Y en este camino de ensayos y errores, de acercamientos y retrocesos… ambos siguen jugando al gato y al ratón sin llegar a encontrarse nunca. Ella sueña con besarle, él con hacerle el amor. Instintos, impulsos reprimidos. Y, al final, aquello que temíamos que ocurriera termina sucediendo precisamente a causa de ese miedo.
Por todo esto, a ella le diría que dejase de pensar, que siga avanzando poco a poco en vez de correr hacia adelante y hacia atrás. Y a él le diría que hiciese caso a sus deseos, que deje de lado el miedo y la cobardía… y así la historia podrá de repetirse constantemente una vez tras otra. Porque está claro que si quieres cambiar un resultado, tienes que cambiar parte del proceso.

Hoy dejo aquí todos esos besos que no he podido dar... que se los lleve el mar.
Saludos de un pececillo privado de su libertad.
MiKo

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