jueves, 10 de marzo de 2011

El regreso del monstruo

Has vuelto a despertar al monstruo. ¿Por qué haces esas cosas? ¿Por qué no le dejas tranquilo durante un tiempo? Él también quiere descansar. Pero hoy ha sido inevitable que volviese a salir de su cueva. Sus grandes ojos se han abierto, cansados, de forma casi automática, como un reflejo. A continuación se ha abierto su enorme boca, mostrando esos colmillos enormes y afilados. No se apreciaba muy bien si era un bostezo, un rugido, o una queja (mamá, déjame dormir cinco minutos más, porfaaa). Y empezó a caminar sin rumbo. Esta vez quería controlarse y no atacar, aunque las ganas que tenía invadían todo su interior. Se adentró en el bosque, allí encontraría a otros bichos a los que atacar, no tan culpables, ni siquiera le producían una leve sensación de rabia. No sería lo mismo. Definitivamente, tenía que ir a por la persona responsable. Y no descansaría hasta acabar con ella. No le gustaba esa situación, pero no le habían dejado otra opción. La boca se le hizo agua y un hilo de saliva resbaló de su boca. Tenía la sensación de que esa era su oportunidad, nunca antes había tenido el coraje de enfrentarse a un enemigo directo, pero reprimir toda aquella rabia sólo iba a aumentar su odio hacia sí mismo hasta que no le quedase más remedio que explotar. Y la verdad, ya no le apetecía volver a pasar por eso, esta vez sería un poco egoísta. Así que se dispuso a encontrarse cara a cara con esa persona que le producía una sensación que pocas personas habían conseguido en toda su vida. ¿Se habría escondido? Quizá se esperase este ataque, al fin y al cabo nunca fue su fuerte la capacidad de camuflaje... si estaba verde todo iba bien, podías acercarte sin ningún peligro, no haría daño ni a una mosca, todo a su alrededor seguía en un estado inmutable. Pero cuando su tono se tornaba hacia gamas rojizas... no había mapamundi para escapar, todo a su alrededor se volvía sombrío, lúgubre, triste... el miedo se apoderaba de aquellos que se encontrase a su paso. Cuanto más cerca estaba de su meta más se encendía, incluso saliendo de sus fosas nasales podría apreciarse un humo naranja, y en ocasiones alguna chispa que podría provocar el mayor de los incendios si se lo proponía. Pero no. Al menos no hasta llegar al terreno de combate. Lo veía, a lo lejos, en el horizonte. La sangre comenzaba a hervirle, pero eso le motivaba a ir cada vez más rápido. Tenía ansias de venganza, quería ver correr la sangre. Se acercaba cada vez más. Y cuando la tuvo en frente pudo ver el miedo en sus ojos. Aquello le produjo un placer incomparable con cualquier otra sensación.  No había marcha atrás. Era el momento. Tenía que hacerlo. No lo pensó ni un instante. Fue una muerte rápida y sin dolor. Al fin, nunca más volvería a ser molestado por aquella insolente criatura. Al fin, esperaba, podría descansar siempre que quisiera, podría seguir con su vida normal, podría dejar de preocuparse de aquella pequeña garrapata que poco a poco, gota a gota, le había estado robando la vida y la alegría. 

Me leo y me doy miedo, parezco un poco satánica. Temo estar empezando a pudrirme por dentro, pero al menos así me desahogo.

Ale, besitos malévolos para el que los quiera.
MiKo (el pez satánico :S)

No hay comentarios:

Publicar un comentario