viernes, 4 de marzo de 2011

La conspiración de las palomas

Mi historia de odio con las palomas empezó hace aproximadamente dos años. Yo estaba sola en casa, algo a lo que no estaba muy acostumbrada, ya que era el primer año que vivía sola, y estar una semana o un mes sola en casa, sin clases y con exámenes no se lo recomiendo a nadie, te acabas volviendo loca. En esa época yo me dedicaba a poner la tele para escuchar la voz de gente, cantaba en plan flipadísima de la vida, hablaba con seres inanimados, e incluso alguna vez llegué a hablar sola, comentando lo que iba a hacer en cada momento. Bueno, un caso de locura transitoria, nada preocupante. Pero una de las veces que salí de mi habitación, fui al salón a ver la tele y empecé a escuchar un ruido en la terraza. Me asomé un poco tras la cortina, un poco asustada y de repente vi que había una paloma en mi terraza. No sé qué me sorprendió más, si el hecho de que una paloma volase hasta un sexto (sí, yo pensaba que las palomas no volaban más alto de un metro o dos) o el hueco por el que había entrado, con la persiana casi bajada y la ventana un poco entreabierta... era una paloma que se creía mosca, o algo así. Y como cuando entra una mosca, pensé: bueno, abro la ventana del todo y ya se irá. Pero a ver quién era la guapa que entraba en esa terraza a abrir la ventana, con aquel pajarraco revoloteando por allí. Me miraba fríamente, como desafiándome, aquel pico puntiagudo parecía esconder una risita de burla. No sabía qué hacer, así que llamé por teléfono a mi compañero de piso (mi hermano) y le pregunté que cuando iba a volver a casa, que tenía que sacarme a ese monstruo de casa. Me dijo que hasta la semana siguiente no volvía, y a mí esa cosa me empezaba a dar muy mal rollo, así que tomé la solución más fácil: cerré la persiana que había por dentro de la terraza, ojos que no ven... cuando volvió mi hermano y se dispuso a soltar a mi pobre prisionera (carcajeándose vilmente de lo "valiente" que soy), allí no había nada. ¿Cómo había escapado? Yo pensaba que cuando volviese a levantar esa persiana me encontraría un bicho asqueroso muerto y en plena descomposición, pero fue más lista la muy rata... pero bueno, yo seguí con mi vida, aquel episodio no me causó un trauma ni mucho menos.

Pero hoy, después de dos años... he vuelto a sufrir un ataque de esos seres tan asquerosos que coloquialmente son denominados "ratas del aire". He salido de mi guarida, contenta y sonriente, y me ha pillado desprevenida. Al abrir la puerta del portal... ¡¡me estaban rodeando!! Eran unas cinco o seis, y rodeaban mi puerta (¿por qué la mía, si hay otros 5 portales en mi patio?). Qué cobarde, ha vuelto a por la revancha acompañada de sus amiguitas porque ella sola no podía conmigo, pero seis contra una es trampa, maja!! Porque estoy segura de que era ella, esa mirada, ese pico, ese plumaje gris... era inconfundible. Pero esta vez no he perdido la calma, la he aguantado la mirada, ignorando a sus secuaces, y no ha podido con la presión, ha ido correteando a susurrar algo al oído de su compañera más cercana. No sé si sería un cotilleo del que se acababa de acordar o que se había hecho caquita encima la pobre. El caso es que se han ido abriendo, sin dejar de fulminarme con la mirada entre todas. Yo me he ido, como si nada, porque la situación me empezaba a resultar desagradable. Y cuando he vuelto, ya no había rastro de ellas. Temo que la próxima vez que vuelvan sean un ejército imperial y reviva escenas como las de la película de Hitchcock.
Un día más, me despido con un millón de besos, empiezo a quedarme sin reservas :S
MiKo

PD: he alucinado al ver el blog de uno de mis ídolos (el mejor cantante del mundo) y ver que puso una entrada muy parecida a la que puse yo el día de San Valentín... estamos hechos el uno para el otro, aunque aún no se haya dado cuenta ^^


No hay comentarios:

Publicar un comentario